El brote de enfermedad por coronavirus (COVID-19) ha sido declarado emergencia de salud pública de
importancia internacional y el virus se ha propagado a numerosos países y territorios. Aunque el
virus que ocasiona el COVID-19 todavía es, en gran parte, desconocido, se sabe que se transmite por el
contacto directo con las gotas de la respiración que una persona infectada puede expulsar al toser y
estornudar. Además, las personas pueden infectarse al tocar superficies contaminadas con el virus y
luego tocarse la cara (por ejemplo, los ojos, la nariz o la boca). Mientras el COVID-19 se siga
propagando, es importante que las comunidades tomen medidas para prevenir su transmisión, reducir la
repercusión del brote y adoptar medidas de control.
La protección de los niños y de los centros educativos es especialmente importante. Los niños y los jóvenes de hoy son ciudadanos del mundo, poderosos agentes del cambio y la próxima
generación de cuidadores, científicos y médicos. Cualquier crisis nos ofrece la oportunidad de ayudarlos
a aprender, a cultivar la compasión y a aumentar su resiliencia, construyendo al mismo tiempo una
comunidad más segura y solidaria.
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